La primera vez que nuestros padres nos llevaron a Italia, yo tenía ocho años y mi hermana dos. Conservo recuerdos muy vivos de aquel viaje. Mi hermana era aún muy pequeña. Para mí era todo nuevo....un pueblito del sur de Italia, muy muy pequeño (yo venía de una capital de Latinoamérica), gente mayor que sacaba las sillas a la puerta de casa y se pasaba allí la tarde hablando o tejiendo....todos eran familia mía, (seguro que alguno no, pero a mi me daba esa impresión). Los olores, los sabores, todo era tan distinto a lo que yo conocía...
La hospitalidad era extrema. Te ofrecían comida en cada casa que visitabas. Sacaban dulces, licores hechos por ellos (no para mí claro!) pero parecía una fiesta cada vez que visitábamos a alguien. Y más que ofrecer....era casi obligado comer algo porque, aún hoy, no aceptar lo que te ofrecen no está muy bien visto. Y yo a esa edad me comía todo lo dulce que me ofrecieran!

Hay cosas imborrables en mi memoria....

El típico gesto de pellizcarte el cachete y sacudir tu cabeza de una lado a otro, sin soltarte!, mientras repetían "comm'é béddra chista criatura". Eso ocurría cada vez que te saludaban!
Pero hubo un día que marcó un antes y un después.
En casa de mi abuela paterna, con medio árbol genealógico, femenino, en la cocina, mientras preparaban dulces. Era carnaval y estaban todas muy puestas en distintas recetas típicas para las fiestas.
Con ocho años, estaba yo en la gloria. Había chocolate fundido, aromas de vainilla, harinas, azúcar, frutos secos...hasta que me centré en ver lo que hacía mi abuela. Había un bol enorme de chocolate líquido (nunca te fíes de un solo sentido) al que iba agregando azúcar, cacao en polvo y otras cosas. Creo que algo no terminaba de encajar en mi percepción de lo que era, y pregunté. Tranquilamente me dijo: "Este dulce se llama Sanguinaccio. Se hace con chocolate y sangre de cerdo". Casi me muero!!!!

Hoy en día está prohibido utilizar la sangre de cerdo, y hay muchas recetas que han sustituído la original. Pero estoy segura que en los pueblos se las arreglan para hacerla como siempre.

El hecho es que, por supuesto, jamás la probé, aunque la había en todas las casas durante esos días. No volví a ser la misma! Examinaba todo lo que me ofrecían y preguntaba los ingredientes! jajajaja
Pero descubrí el salami de chocolate que cubría perfectamente mi necesidad de dulce. Estaba delicioso y también lo había en todas las casas! Sin ingredientes raros jejejeje

Les aseguro que a todos les gustará este salami tan original.
Lo devorarán solo, pero también puedes cortar unas rebanadas finas y servirlas con galletas o bien para decorar helados, natillas, etc.

Ingredientes:

• 100 gr de chocolate para fundir
• 3 yemas
• 150 g de almendras tostadas o avellanas o pistachos
• 150 g de galletas
• 1 vaso pequeño de Marsala o media tacita de café
• 200 g de mantequilla
• 200 g de azúcar
• azúcar glass para decorar
• cacao amargo en polvo para decorar

Suaviza la mantequilla a baño maría, incorpora el chocolate, las yemas y el Marsala o el café. Mezcla bien hasta que todos los ingredientes estén fusionados.
A continuación, agrega las almendras tostadas y las galletas picadas.

Tan pronto como la mezcla sea homogénea, envuélvela en papel de hornear o papel de aluminio, creando la forma de un salami. Ciérrala en los extremos y guarda la pieza en el refrigerador durante, al menos, 24 horas.

Transcurrido el tiempo de refrigeración, retira el papel, mezcla el azúcar glass con el cacao en polvo, extiéndelo sobre un papel de hornear y "rueda" el salami sobre él.
Sirve en rebanadas.

¡Como un Salami!

Buon Apetito!!!